Esta es una propuesta educativa donde se proponen estrategias
didácticas para la ralentización, que de forma metafórica llamamos
pedagogía del caracol.
Ha llegado el momento de decir: "¡basta de correr!". Nuestra escuela,
reflejando las tendencias de gran parte de la sociedad humana, está
centrada en el mito de la velocidad, del "hacer deprisa", de la
aceleración. Tomé conciencia de esta amarga realidad en dos ocasiones.
La primera fue cuando mi mujer me regaló el libro de Christoph Baker
Ozio, lentezza e nostalgia: Decálogo mediterraneo per una vita più
conviviale (Baker, 2006). Es un auténtico manual de pedagogía con
apuntes didácticos, para quien desee aventurarse en el fascinante mundo
de la escuela, formada por ideas y teorías (la pedagogía) y de práctica
diaria (la didáctica). La segunda ocasión me la ofreció poco después la
madre de una niña que vino a verme cuando era director. Hablando de la
experiencia escolástica que estaba viviendo su hija, desde hacía pocos
meses en el ciclo medio de secundaria, me dijo:
Sabe, director, el otro día mi hija me dijo: "Mamá los maestros nos
dicen siempre que tenemos que apresurarnos, que no podemos perder
tiempo, porque debemos seguir adelante. Pero mamá ¿a dónde vamos?
¿Adelante hacia dónde?".
Desde ese preciso instante comencé a hacerme preguntas. Me pregunté:
- ¿Tenemos que correr verdaderamente en la escuela?
- ¿Estamos seguros de que esta es la mejor estrategia?
- ¿Debemos por fuerza secundar una sociedad que impone la prisa a cualquier coste?
Pensé en mi experiencia, en mis orígenes. Nací, crecí y viví siempre
en una familia campesina. La vida en el campo está relacionada con la
naturaleza, con un tiempo cíclico, hecho de siembras, esperas y
cosechas. Un tiempo marcado por las cuatro estaciones. Reflexioné
volviendo a pensar en mis lecturas juveniles.
Gianfranco Zavalloni (Gianfranco Zavalloni. (2010). Aula de Infantil. [Versión electrónica]. Revista Aula de Infantil 56)
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