Os dejamos un resumen de lo que se habló en la reunión sobre el proceso de cambio de jornada.
Con fecha 28 de Enero se ha incluido una correción , el número mínimo de comensales para mantener abierta la cocina es de unos 150 y no de 120 como se indicó inicialmente.
La presencia en la asamblea de familias es de 21 personas y comienza
con la presentación del Director del resumen del inicio del proceso tras
la solicitud presentada por un miembro del Consejo escolar al comienzo
de este curso. La propuesta se inició por la petición de un sector de
familias que parece interesado en el cambio y por tanto, en iniciar de
nuevo el proceso de votación. El Consejo Escolar, tras la anterior
votación, acordó que deberían pasar al menos dos cursos antes de volver a
votar, por los recursos que se movilizan (aunque la normativa permite
votarlo cada año). El Director traslada a los asistentes, el deseo del
centro de que la votación sea lo más participativa posible, para poder
pulsar con la mayor validez, lo que opinan la mayoría de las familias y
así poder justificar en el futuro la posición mayoritaria y no estar
votando cada poco tiempo. En el claustro se ha votado mayoritariamente a
favor del cambio de jornada y el día 29 votarán las familias. Se
recuerda que para que la votación tenga validez deberán votar 2/3 del
censo y para que el cambio de jornada sea posible deberían ser
favorables al cambio 2/3 de los votos emitidos. La jornada que se votará
será de 9:00 a 14:00. Tras esta presentación, el Director agradece la
presencia del responsable de la empresa de comedor, ya que desde la AMPA
se había trasladado que había inquietud por cómo el cambio a jornada
continuada podría impactar en el servicio de comedor.
El responsable de
la empresa, amablemente informa de su experiencia en otros colegios con
los que trabajan y que han vivido el cambio de jornada. Lo que han visto
es que los comensales se reducen en unos 2/3 cuando se implanta la
jornada continuada, reduciéndose casi a los beneficiarios de beca. El número mínimo de comensales para
mantener abierta una cocina y no pasar a servicio de catering debería
ser de unas 150 personas; ahora mismo esta
empresa lleva la cocina de ocho coles públicos. En algunos colegios se
ha tenido que cerrar la cocina y se ha recurrido al catering, en otros
colegios se ha optado por acudir a comedores de colegios cercanos. Se
pregunta a Dirección cuántos comensales y beneficiarios de beca hay en
la actualidad y nos informa de que hay unos 350 comensales, de los
cuales unos 100 obtienen algún tipo de ayuda. Queda claro que el horario
intensivo tendría muy probablemente un impacto en la reducción de los
usuarios de comedor y ahora mismo no se puede asegurar si se llegaría al
mínimo para mantener la cocina abierta, aunque un dato favorable para
ello es que el número de beneficiarios de ayuda en este centro es
bastante alto.
Desde las familias se traslada la preocupación por
las actividades extraescolares, de si existe el riesgo de que desde la
Administración se fuerce el cierre del
centro al terminar la jornada y se ponga en riesgo la continuidad de
las actividades extraescolares. Se debate que en principio todo debería
seguir igual pero adelantándose a las 16:00 en lugar de las 16:30, y
dejando claro que las familias que no puedan cubrir esa media hora, si
tuvieran que acudir a las actividades extraescolares, eso supone un
coste que deberían asumir. Incluso aunque el centro permanezca abierto,
el riesgo que se correría, al igual que se ha expuesto para el comedor,
es que disminuyera el número de personas mínimo para que se pudiera
mantener una actividad y no se pudiera mantener una oferta tan amplia
como la que se disfruta ahora. Se recuerda y agradece que tras la
retirada de la subvención del Aula de Música, la actual Aula de Artes se
ha podido mantener gracias a la participación de las familias. El
impacto que tendría sobre la misma la jornada continua se desconoce,
pero puede suceder que al irse a casa muchas familias a las 14:00, luego
no volvieran a lo largo de la tarde. A favor se recuerda que ahora
mismo, muchas/os alumnas/os no entran a las actividades nada más salir
de clase y deben esperar para hacer su actividad, incluso para algunas
que se dan a última hora, algunas familias van a su casa y vuelven, por
lo que el componente de motivación para hacer una actividad, si es alto,
podría mantenerse independientemente del horario.
Se pregunta
por cómo quedaría la jornada en el horario intensivo. En primaria habría
tres sesiones de una hora antes del recreo, un recreo de media hora y
después otras dos sesiones de 45 minutos. En infantil se distribuiría de
modo que se pudieran hacer dos descansos de veinte minutos a lo largo
de la jornada. Una profesora traslada su experiencia en infantil con la
jornada intensiva en otro centro y ante la dificultad de dar ahora las
clases de la tarde, con la jornada intensiva le parece que se aprovecha
mejor la atención en las últimas horas de la jornada intensiva que en
las de la tarde actuales. Pero incide en que es una observación de su
experiencia personal. Una madre expone que a pesar de haber buscado
mucha información es muy difícil encontrar estudios que demuestren que
pedagógicamente y para los niños/as la jornada intensiva sea mejor que
la partida.
Se pregunta por las pertenencias de las/os niños/as
durante las dos horas de comedor, si se quedarían tiradas por el patio
sin seguridad. Se explica que eso sucede así ahora en el horario
intensivo en junio y septiembre y que si acaso se podría pensar en
habilitar algún espacio. Desde una familia se hace una crítica por las
facilidades que se dan para solventar los problemas que se plantean para
facilitar el cambio de horario y el Director insiste en que esa buena
voluntad no se interprete como un apoyo al cambio de horario y que se
quiera impulsar desde el centro una opinión favorable por su parte. El
objetivo de esta reunión es que cada uno exprese su opinión y se
escuchen tanto los argumentos a favor como en contra.
Una madre hace una reflexión sobre lo paradójico y sospechoso que le
resulta que la administración que suele tender a recortar el poder de
decisión de las familias en otros temas relacionados con la educación de
sus hijos/as (la elección de centro, por ejemplo), sí de el poder de
decisión en este tema de la elección de horario.
Se produce un
debate sobre la petición de emisión de voto. Algunas familias recuerdan
que si se está en contra se puede demostrar tanto votando “No”, como no
votando, porque al ejercer el voto no se está pidiendo solo una opinión,
sino que ese voto tiene consecuencias muy serias para el modelo de cole
que uno ha elegido o que quiere. Si se quiere saber la opinión de
verdad de todas las familias, puede hacerse recogiendo un cuestionario o
haciendo un referéndum que no tenga impacto en el cambio de jornada.
Tan lícito es opinar votando como no votando. Algunos presentes que
piden la expresión de la opinión a través del voto hacen una crítica
sobre el poder de anulación de la votación si no se llega al quórum
mínimo de 2/3 y el supuesto poder mayor de los que no quieren la
jornada. Está claro que quienes quieren el cambio de jornada deben ir a
votar, pero quienes no lo quieren lo pueden expresar tanto votando como
no votando y se insta al Equipo directivo a que “lea” también esas
claves en contra del cambio de jornada si la participación no es masiva
en las votaciones. Una madre recuerda los resultados de las votaciones
anteriores y que votó un alto porcentaje de familias en comparación con
la participación que se obtuvo en otros centros. Aquí votaron en torno a
un 53% del censo, y de los votos hubo una ligera mayoría del “Sí”
respecto al “No”, pero también se votó mucho “No” y haciendo cálculos
incluso aunque los aproximadamente 100 votos que faltaron para llegar a
los 2/3 del censo hubieran sido “Sí”, no se hubiera conseguido los 2/3
del voto favorable. Se hace una reflexión sobre la expresión de la
opinión no votando, por las consecuencias del voto en un modelo de cole
que sería distinto al que había cuando se eligió este centro. En otros
colegios incluso ha llevado a disminuir la línea (de dos clases a una
por curso), por lo que no es una decisión trivial. Preocupa la pérdida
de contacto entre familias y profesoras/es, y se pone el ejemplo de los
talleres. El Director expone, que obviamente los talleres pasarían a
tener que hacerse de 12.30 a 14.00. Por tanto las familias que trabajan
por la mañana pero que ahora llegan a las 15.00 no podrían participar.
En cuanto al contacto con las tutoras/es, algunas profesoras presentes
ven difícil que en este colegio eso se perdiera, porque ahora mismo se
hace todo lo posible por acordar reuniones fuera de horario con las
personas que no pueden en el horario de tutoría a las 13.00 y eso no
tendría por qué cambiar. Las reuniones de ciclo se seguirían poniendo
por la tarde, y recuerdan que ya ahora se pone fuera de su horario, y
esa voluntad existe ahora y existiría luego.
Se pregunta el impacto que tendría el horario de 9:00 a 14:00 sobre
el horario de la ruta y si los niños llegarían tarde sistemáticamente a
la primera hora, ya que ahora suele llegar más tarde de las 9.00. El
Director informa de que supone que desde la administración ajustarían la
llegada; una representante de familias que observó problemas con la
ruta en su anterior colegio y tuvo que denunciar al defensor del menor
pone en duda que existiera dicha sensibilidad de la administración ante
ese problema.
Por último se pregunta el dato sobre la opinión a favor del claustro y se informa de que votó a favor el 90% del profesorado.
Se
termina la sesión recordando que en este cole los niños siempre han
sido lo primero y que se espera que cada familia votará (o no) en
conciencia buscando lo mejor para ellos.
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